¿A que en cuanto ves que tu móvil se acerca al 10% de carga buscas corriendo un enchufe y lo recargas?
Pues funcionamos exactamente igual, como si tuviéramos una batería que se carga y se descarga. Y no tardamos lo mismo en recargarnos cuando estamos a un 10% que al 50%.
Yo reconozco que era de apurar al máximo… y, cuando llegaba al límite , aún apuraba un poquito más. Y probablemente a ti te pase lo mismo… Pero ¿qué pasaría si cuando notamos que nuestra energía baja, parásemos?
Es alucinante ver lo que se recarga nuestro cuerpo cuando paramos y hacemos 3 respiraciones tranquilas, profundas y conscientes. Parece que te cambia la vida. O con 10 minutos de sol. O con dos carcajadas bien echadas. O estirando el cuerpo cuando no puede más… Qué importante es parar y cuánto me ha costado aprenderlo… Vivimos achuchados por el reloj y por las obligaciones que nos comen, una tras otra, a veces con horarios imposibles. Pero ¿adónde van 30 segundos en realidad? ¿O dos minutos? Parar 2 minutos puede cambiar por completo una mañana de locos…
Es impresionante el efecto que tiene sobre nuestra energía y nuestro sistema nervioso parar un momento cuando notamos que nos agobiamos o empezamos a flaquear. Y nos ayuda a bajar una marcha cuando andamos revolucionados, y quizá así no apuremos la máquina hasta que no pueda más.
Pero para eso hay que tomarse un momento y ver en qué estado tenemos «la batería».
Nuestro cuerpo está preparado para trabajar como la más elevada tecnología y es capaz de funcionar con los recursos que tiene, adaptándose a cualquier situación, hasta las más extremas… pero quizá no hace falta apurar, ¿no? Al menos cuando no es realmente necesario… ¿realmente es tan urgente eso que estoy haciendo aunque cuando sé que luego las «urgencias» se dilatan días? ¿es realmente de «vida o muerte»? ¿qué pasaría si paro un momento? La cuestión es probar y ver qué nos sirve a cada uno…
Y tú, ¿chequeas tu batería?
